La hija del alfarero, de José Luis Perales

 Reseña de Juan Clemente Gómez


La hija del alfarero.-José Luis Perales.-Editorial Plaza Janés

1.-LA FORMA

Después de La melodía del tiempo, José Luis Perales regala nuestra sensibilidad lectora con esta novela ambientada en la España de los sesenta, en la que el telón de fondo se reparte a parte iguales entre el ambiente popular, que bien pudiera enmarcarse en la alcarria conquense, y una Valencia cercana, prototipo de la gran urbe que en aquellos años recibía ingente mano de obra de nuestros pueblos; hombres y mujeres jóvenes deslumbrados por las oportunidades de una vida mejor que en su lugar de origen nunca llegarían a conseguir. Este ambiente popular se ve reflejado en las siguientes formas literarias y lingüísticas:

Refranes:

Lo primero y principal oír misa y almorzar .Y si tienes mucha prisa almorzar sin oír misa”. “Cuando seas padre comerás huevos”. “En la mesa de san Francisco donde comen cuatro comen cinco”. “Dios aprieta pero no ahoga”.

Palabras populares

Abundan palabras con sabor a pueblo - pueblo, palabras ya olvidadas que nos recuerdan el contacto infantil de otra época ya pasada y que nunca se debería olvidar: Lendrera - sillas de anea - pella de barro - buitrera trébedes- calzoncillos de felpa - engrudo - poza - cochiquera husmerías …etc… alternan con estas palabras sonidos inconfundibles propios del ámbito rural: ladridos de perro- pasos de burro y el típico ¡Arre! de los arrieros.

Y como buen conquense, José Luis Perales brinda a sus personajes palabras y expresiones típicas: como ser un echao palante , jódete que yo he cruzao primero , o eso son tontás , sin faltar el hay que joderse que podemos escuchar en los bares y tertulias, sin ir más lejos.

Le gusta comparar situaciones, hechos, objetos y personas con elementos naturales, así: Como un gato escaldado- Como un sapo - Como un burro- Como la muleta de un torero

Abundan por toda la obra numerosas frases hechas que imprimen a la misma un ritmo ágil, revisten de autenticidad castiza a sus personajes y son prueba de la aguda observación del autor, como:

Dar una cal y otra de arena - Llevársele a uno los demonios - Andar por las ramas- Costar Dios y ayuda- Darle a la lengua - Dar un palo al agua- Traer por la calle de la amargura - Estar en ascuas - Tomar el toro por los cuernos - Correr a gorrazos - Remover las bilis.

Como ropaje literario nos encontramos gratamente con dos estampas llenas de colorido y sabor rural:

  1. Estampas populares

La vestimenta de Justino, el alfarero, padre de Francisca, la protagonista: “pantalón de pana negro, aun en el verano, camisa blanca de rétor, chaqueta de pana , abarcas y calcetines de algodón tejidos por Brígida, su mujer en los días de invierno al calor de la lumbre”.

Rito del aseo: Justino y su hijo se turnaban junto a la palangana para lavarse las manos, los brazos, las axilas y el pecho, después de frotarse la cabeza, peinarse y ponerse colonia barata…en primer lugar el padre, mientras el hijo esperaba su turno sentado en el borde de la cama…”

  1. Comidas

Sartén con gachas huevos fritos con patatas a lo pobre - Huevos con puntillas - Rebanada de pan con aceite y azúcar - Torta dulce de cañamones.

Demuestra su amor por la naturaleza sembrando flores y aves en los ambientes adecuados: claveles rojos en la ventana, geranios, alhelíes, glicinias….grullas, gaviotas, cigüeñas…

Escenarios literarios:

  1. Destaca el alfar como lugar mítico, donde Justino baila ablandando el barro, baila siendo joven y muere estando ya falto de fuerzas, envuelto en el barro, hecho barro en la poza del alfar.

b) El tren juega un papel apenas perceptible, pero de gran emotividad, en él se va Francisca, con el estigma de “Vete pero no vuelvas nunca más a esta casa”; en él llega a Valencia, símbolo del progreso; en él vuelve ya amansadas las aguas del rencor paterno; en él marcha con su hijo a estrenar una nueva vida, abierta a un futuro de mejor fortuna.

El tren, que toma forma casi humana, genial metáfora: “Cansado de atravesar la noche bajo la lluvia, el pequeño tren de madera saludó al amanecer al llegar a El Espejuelo con un silbido poco habitual…” y sobre todo una de las frases más poéticas de la novela donde, ahora sí, el tren se personifica: El tren al llegar a la estación silba tres veces como señal de respeto al muerto.

Y como especiales metáforas costumbristas, propias de una gran capacidad de observación:

a.-Sartén con gachas calientes en las trébedes de hierro : Las cucharas yacían en el suelo bajo la sartén ya lamidas por los gatos para ahorrar agua en el fregadero.

b.- Gafas heredadas de Justino cuyas patillas: en otro tiempo metálicas, habían sido sustituidas por dos hebras de algodón.

c.-El entierro de Justino : al que asistieron todos los habitantes de El Espejuelo y algunos perros que siguiendo a sus dueños llegaron hasta el cementerio.

Abundando en la recreación costumbrista popular figuran personajes típicos como:

-El cartero: con su cartera de cuero marrón aguarda en un rincón de la cantina y recoge la saca del correo.

-El pregonero, con el pregón estrambótico, surrealista y socarrón: Quien haya encontrao un saco con los trastos de amolar se le dará por el saco lo que sea regular…

Y fugaces pinceladas de otra época:

-Escuela mixta-unitaria a la que asistían seis niños y cuatro niñas con el crucifijo y los cuadros de Franco y José Antonio, presidiendo la estancia.

- Exaltación nacional con las canciones “montañas nevadas, banderas al viento…”

-Religiosidad popular, con velas encendidas ante el cuadro de la virgen del Perpetuo Socorro; Brígida que se acuesta con el rosario en la mano; el tema del luto o los rosarios por la muerte del difunto que es ateo de nacimiento, para mayor gloria de Dios, así como las procesiones populares de la época.

2.-EL FONDO

Varios son los temas que subyacen tras los adornos literarios y poéticos:

a.-ACOSO SEXUAL y ELUSIÓN DE RESPONSABILIDAD PATERNAL

Es el tema central de la novela, la aceptación de una maternidad prematura por parte de la hija del alfarero que rechaza el aborto propuesto y decide tener a la criatura, actitud valiente y comprometida por el rechazo social, el qué dirán y la consiguiente incertidumbre ante un futuro oscuro.

b.-ROL FEMENINO , PASIVO, DE SEGUNDO ORDEN

Brígida, que conocía bien a su marido, y percibía el momento en que necesitaba de sus caricias, dejaba de rezar, ponía el rosario sobre la mesilla de noche y se entregaba sin palabras, como el cordero que se ofrece en sacrificio a la forma más primitiva del amor, sin la ternura que le habría gustado encontrar en sus caricias….pero el amor no era protagonista en el corazón de Justino, que solo veía en ella el muro donde estrellar sus iras y sus pasiones más bajas…”

La mujer tiene escasa importancia social, en El Espejuelo, en un entierro: “Las mujeres no van al cementerio”.

c-CRÍTICA SOCIAL

Centrada en el pueblo de El Olvido, donde se hace referencia velada a “alcaldes que calientan la silla…. meapilas que solo piensan en vaciar las pobres arcas del ayuntamiento y que después de los años, cuando terminan su mandato se van y nos dejan preguntándonos qué es lo que han hecho por el pueblo en todo ese tiempo y dónde ha ido el dinero de nuestros impuestos…”

Y de una forma directa, en boca del Vinagre, al alcalde Policarpo Anchuelo:

Estas obras están haciendo rico al novio de tu hija y también a ti con ese tres por ciento que graciosamente recibes por cada pedido de material que le haces….

Otros temas aparecen en planos más lejanos, levemente tratados, como la diferencia de clases, bien delimitada por una línea roja, una clase a un lado y otra al otro: al principio de la novela :La línea roja de la frustración por ser pobre, representada en el alfar de Justino y su familia, y al final de la obra : los privilegios de ser cada vez más ricos, reflejados en la nueva familia del hijo de Justino, el heredero que romperá con la tradición (padre labrador, hijo labrador, padre herrero, hijo herrero, padre pastor, hijo pastor, padre alfarero, hijo alfarero ) pesada losa de siglos que desaparece junto con El ESPEJUELO, pueblo fantasma a favor de El Olvido, encarnación de Villar del Río, el pueblecito protagonista de Bienvenido, Míster Marshall.

La hija del alfarero” es pues una novela eminentemente costumbrista, delicadamente tratada, con sensibilidad y ternura de poeta, que refleja problemas desgraciadamente tan actuales como la violencia de género, el acoso a la mujer, la lacra de políticos furtivos y que deja un rictus de simpatía y buen sabor, con un futuro abierto a la esperanza ,especialmente en la consideración de la sociedad ante el sufrimiento de la mujer que se ve abocada al qué dirán y a la indigencia moral : Y aunque no están casados ella le llama marido … me voy acostumbrando a verles tan felices , que cada vez empieza a importarme menos saber quién es mi verdadero padre. Es cierto que el amor lo comprende todo. (Fragmento de la carta del joven Justi a su abuela Brígida)…por cierto, la abuela Brígida particular personaje de la novela que muere mientras leía estas emotivas líneas de su nieto. ¿Habrá muerte más dulce?